La realidad

11 de septiembre de 1992

Me dijiste,

soñadora de tus propias pasiones, jamás te dejes vencer por las excusas de un presente ajeno a tus deseos, a tu propia realidad...

Fue una época de muchas dudas e inseguridades y, para no defraudarme, simplemente, me escondí.

Qué equivocada estaba...


El árbol de la vida

me aconsejó un día:

sueña dormida

la realidad vacía.


El árbol de la vida

me pidió un día:

enséñame tu luz escondida

y déjame ser tu guía.


El árbol de la vida

me miró un día:

ahora te entiendo

amiga mía,

él* te impide

realizar tu ilusión

aún no perdida.


Sin embargo, íntima mía,

en tu caminar, igual

que en tu despedida,

solo serás tú la dueña

de un alma que siempre,

en sus deseos,

en sus pasiones, anhelará

ser tu prioridad, la protagonista

de tu propia, auténtica identidad.


* Se refiere al futuro

© 2021 Elisabet Mallol López
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